LA MUERTE DE AYLAN KURDI
Por Héctor José Corredor Cuervo
En playas de la opulencia
donde habita el indolente
murió pidiendo clemencia
al sórdido dirigente.
Al dirigente de patria
que no escucha los clamores
del refugiado y del paria
en el mar de los
dolores.
Al dirigente ambicioso
que siembra el odio y venganza
con lenguaje mentiroso
mientras atiza matanza
A gobiernos poderosos
que apoyan a presidentes
corruptos que con mafiosos
aparentan de inocentes.
Aylan se fue para el cielo
con la misión ya cumplida
dejando huellas en el suelo
para luchar por la vida.
Luchar por vida del
niño
para que puedan crecer
bajo mantos de cariño
sin miedo al atardecer.
Pueblos de este mundo unidos
para parar la cruel guerra
que saca a niños de nidos
a deambular por la
tierra.
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